Osteopatía cráneo-sacra: El MRP

OSTEOPATÍA CRÁNEO-SACRAL: EL MRP

  Este mes quiero dar a conocer un «concepto» muy importante en Osteopatía: Movimiento Respiratorio Primario (MRP). Un concepto muy utillizado y puesto en práctica en las sesiones de Osteopatía en las cuales consideramos importarte trabajar sobre el MRP.

 

Para ello trabajaremos sobre las disfunciones (visión osteopática) óseas y membranosas y potenciaremos el flujo de líquido cefalorraquídeo. Muy recomendable en bebés; alteraciones emocionales y de comportamiento, del SNC; trastornos del sueño; migrañas; refuerzo del sistema auto-inmune… Se debe tener cuidado y no realizar determinadas técnicas con personas con enfermedades mentales graves sobretodo si están fuertemente medicadas; también prescindir de determinadas técnicas con embarazadas. Así mismo, la mayoría de las personas sienten de forma inmediata los beneficios de este gran trabajo cráneo-sacral.

William Garner Sutherland (padre de la Osteopatía craneal) elabora este concepto hacia 1920. Se trata de un movimiento rítmico en el que participan varios elementos que trabajan conjuntamente y que están interconectados. Estos elementos son:

1. Cráneo y columna vertebral:

A diferencia de lo que se enseña en algunas facultades, en Osteopatía se defiende que los huesos del cráneo tienen movilidad articular gracias a las suturas craneales que permiten:

  • Una pequeña pero imprescindible movilidad del cráneo
  • Adaptación en el crecimiento
  • Unión y sujeción de los huesos junto con la duramadre
  • Resistencia y protección frente a las influencias mecánicas externas como golpes, compresiones, latigazos…
  • Adaptación en el nacimiento por su paso por el canal del parto junto con las fontanelas.

Una disfunción osteopática en las suturas puede dar lugar a compresión de los vasos sanguíneos, fibras nerviosas y terminaciones nerviosas intrasuturales. Se sospecha que esta alteración puede llevar a trastornos funcionales del Sistema Nervioso Central (SNC) provocando incluso alteraciones de comportamiento y emocionales.

2. Membranas de tensión recíprocas:

Sutherland llamó así a la conexión entre membranas, especialmente a la duramadre meníngea. La estructura de unión entre las membranas hace que cualquier tracción en un punto afecte al resto de la unidad y conduce así a un nuevo equilibrio /desequilibrio

3. Líquido cefalorraquídeo (LCR):

El LCR se crea en los espacios coroideos y circula por los ventrículos y alrededor de la superficie del cerebro y de la médula espinal, dentro de los espacios y cisternas subaracnoideas. Se calcula que hay aproximadamente 150ml de este líquido y cada 3-4 horas se reemplaza su volumen total. Circula por dentro y fuera del SNC para bañarlo, nutrirlo, limpiarlo y protegerlo.

Su relación con el SNC es muy importante, si se altera la fisiología del fluido cerebroespinal, el funcionamiento de SNC puede verse afectado, lo que puede general importantes consecuencias para la salud. El LCR y el SNC realizan un movimiento combinado que se manifiesta como una actividad hidrodinámica y un intercambio bioeléctrico a través de todo el cuerpo, lo que funciona como un generador de energía.

Según Andrew Taylor Still (padre de la Osteopatía): “El fluido cerebroespinal es el elemento más elevado que se conoce en el cuerpo humano, y si el cerebro no dispone de este fluido en abundancia, el cuerpo quedará incapacitado. Quien esté dotado de razón verá que se debe acudir a este gran río de vida para irrigar los tejidos agostados o la cosecha de salud corporal se perderá  para siempre”.

4. Sacro y coxis:

El sacro también responde a la movilidad intrínseca del SNC, a la fluctuación del LCR y a la tracción de membranas intracraneal e intrarraquídea.

 – El MRP comprende la movilidad innata del SNC, coordinado por la fluctuación de LCR, guiado y limitado por la tensión recíproca de las membranas. Esto provoca una movilidad en el sistema sacro-craneal y las dos fases rítmicas a través de todo el cuerpo: fase de inspiración y fase de espiración del MRP.

Este ritmo es independiente, involuntario y automático, en el adulto tiene una media de 9-12 ciclos por minuto en condiciones normales, mientras que los niños tienen más ciclos por minuto.

Yolanda Carbonell Sampol

Osteópata D.O.